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Columna de Opinión

¿Publish or perish?… ¿a cualquier precio?

Claudia Vargas, doctora en Didáctica de la Matemática y académica del Departamento de Matemática y Computación.

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  • Diario Usach

  • Martes 10 de junio de 2025 - 15:16

  • Foto: comecso.com

Todo es número al momento de evaluar. Las notas en las asignaturas, los promedios en la escuela, el puntaje de la PAES. ¡Y el número de publicaciones en la academia! No obstante, ¿es la calidad de esa cantidad publicaciones tan alta como el número de ellas?

Hace poco el conocido youtuber catalán Carles Tamayo, que además es periodista de investigación, hizo el experimento de enviar a publicación un artículo cuyo título además curioso, era falso. El contenido es ridículo y afirma toda clase de barbaridades, pero logro publicarlo. ¿Cómo lo hizo? Envió el “paper” (así se denomina en jerga académica a un artículo científico) a unas cuantas revistas y recibió respuestas de unas pocas entre ellas del International Multispeciality Journal of Health (IMJ Health), una revista de acceso abierto que le cobraba una suma aproximada de 2 millones de pesos por publicarlo. Y los pagó.

Para inocentes, publicó un “paper”. Para lectores con pensamiento crítico lo envió a una Predatory Journal.

¿Qué son las Predatory Journal? Son pseudorevistas  o revistas académicas fraudulentas (como las licencias médicas falsas que han sido Trending topic) que pretenden ser legítimas, pero que no siguen las prácticas editoriales rigurosas de una verdadera y honorable revista. No tienen un comité editorial real ni revisión científica con pares auténticos ni unos mínimos éticos establecidos. Estas pseudorevistas cobran a los autores por publicar sin ofrecer una evaluación seria ni los servicios básicos esperables en una publicación científica.

¿Qué demuestra esto? Que pagando se puede publicar cualquier cosa. ¡cualquier cosa! 

Esto no es nuevo y es un negocio bastante lucrativo. Por allá por 2003 nacía Public Library of Science (PLoS) una organización sin ánimo de lucro (esto lo hemos leído alguna vez). PLoS ONE es una revista de acceso gratuito (open access), no se paga por leer los artículos pero si por publicar. En 2010 se pagaba unos 1350 $ (dólares estadounidenses) por cada artículo aceptado. Actualmente, el precio es de 2382 $.

Pero ¿qué hace que las Predatory Journals tengan tanto éxito? ¿Y tantos clientes? Clientes = académicos.

La evaluación de la producción científica ha generado una situación de constante presión en la comunidad académica. Da la impresión de que se privilegia más la cantidad por sobre la calidad. De forma seria, corresponde revisar aspectos como la especialización del artículo y su relación con la línea editorial de la revista. Por ejemplo, si el artículo se trata de Educación Matemática, no debería enviarse a una Revista de Física o de Medicina.

Ahora bien, los catálogos que agrupan a las Predatory Journals podrían editoriales que si poseen rigurosidad. En 2015, se cuestionó si Frontiers sería o no una potencial editorial fraudulenta. Puede juzgar usted misma o usted mismo si lo es o no ingresando a este link.

Si la preocupación es la carrera académica, uno de los factores que se evalúa es la cantidad de papers publicados en revistas indexadas en WOS o Scopus.  No obstante, el Manifiesto de Leiden sobre publicaciones científicas sugiere que deben tenerse en cuenta las diferencias en las prácticas de publicación y citación entre campos científicos.  En efecto: “La evaluación de historiadores y científicos sociales requiere la inclusión de libros y literatura en la lengua local; la evaluación de investigadores en informática necesita considerar las contribuciones a conferencias”

Conviene considerar que existen otros criterios que inciden en la valoración de la llamada carrera académica. Estos se relacionan con la diversidad de aportes valiosos en el ámbito universitario y que también debieran considerarse en los procesos de evaluación

No obstante lo mencionado, esta columna de opinión es una invitación a la comunidad académica a observar, mirar con ojos críticos, a elegir con cuidado dónde publicar. Y para quienes evalúan, revisar dónde se publica y de dónde provienen esos números. 

El ejercicio del periodista catalán solo visibiliza un negocio inescrupuloso disfrazado de mérito. ¿Calidad o cantidad? Estoy segura de que usted amable lector y amable lectora prefiere la calidad.

Como comunidad académica, tenemos la responsabilidad ética de publicar con integridad, promover evaluaciones justas y formar nuevas generaciones con conciencia crítica sobre la ciencia y sus medios de difusión científica.