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Este 2021 ha sido particularmente duro para Uruguay, con un alza significativo que viene desde diciembre del año pasado, que hoy por hoy los tiene con un promedio de contagios diarios de 2679 personas, en los últimos siete días (CSSEGISandData/Covid-19) y con la entrada confirmada de la variante C.37 por el Grupo de Trabajo Interinstitucional de Vigilancia Genómica de este país. En retrospectiva al excelente manejo de 2020, el investigador de la U. de la República de Montevideo, Álvaro Cabana, atribuyó a una rápida actuación, tanto del gobierno como de la ciudadanía: “Cuando detectamos los primeros casos, cerraron escuelas, se actuó muy firme. Las personas guardaron distancia social, hubo mucho distancia física, muchas medidas”, señaló.

“Las escuelas pudieron reabrirse en junio de 2020. Hubo buen componente de la reducción voluntaria de la movilidad, y es lo que no ha sucedido este 2021”, explicó Cabana, ratificando que “pasamos de ser de los mejores países que habían dominado la pandemia, a ser los peores”. El investigador es parte del Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de datos de Covid-19, integrado por profesionales del mundo de la medicina, de ingeniería que trabaja con modelos matemáticos, de ciencias, estadísticas, y otras disciplinas, lo que les permitió hacer análisis de la trazabilidad, de comunicar y difundir información respaldada en investigaciones concretas y de proveer de recomendaciones a las autoridades. “Sabíamos que la situación era excepcional y que teníamos herramientas de trabajo y hábitos académicos y queríamos poner esas habilidades al servicio del país”, compartió.

Cabana detalló que durante los últimos meses “no ha habido en ningún momento toque de queda. No se han cerrado restoranes ni bares, se ha reducido el horario, se ha reducido aforo, pero no medidas más fuertes y esas son algunas de las cosas que más se ha criticado del manejo de la pandemia. Este 2021 las personas se están moviendo más y al no haber restricciones impuestas tuvimos este desempeño bastante malo”. A pesar del panorama, el investigador ve como atrasada una respuesta de restricciones como el toque de queda para este momento, pues “quizás en febrero o marzo era el momento de restricción de movilidad más fuerte(…) El momento en que se toman las medidas es más importante que otras cosas”, fue parte de la crítica que realizó en Radio Usach, aludiendo a la pérdida de tiempo y vidas, especialmente durante marzo y abril.

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