Por Pablo Medel Quilodrán
Esta mañana nos despertamos con la triste noticia que el escritor, guionista y director de cine chileno Luis Sepúlveda falleció a los 70 años en un hospital de Oviedo en España, lugar en el que permanecía ingresado en estado grave desde el 29 de febrero por una neumonía asociada al coronavirus.
Recordemos que Sepúlveda fue el primer paciente diagnosticado de COVID-19 en Asturias y llevaba 48 días ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias, la mayor parte de ellos conectado a un respirador en la Unidad de Cuidados Intensivos.
El escritor que se dio a conocer internacionalmente en 1988 con la publicación de 'Un viejo que leía novelas de amor', vivía desde 1997 en Gijón y desarrolló su carrera desde Europa. En ese sentido, Andrea Jeftanovic sostiene que el haber construido su carrera desde allá lo benefició. “En Chile se lee poco en promedio dos libros al año por persona. Y el hecho que estuviera en España le abrió muchas puertas, en esos países existen más opciones para editar y lograr alcanzar a más lectores, es otra vitrina. Fue un autor del mundo más allá de Chile”.
Además, la académica de la Usach pone de relieve su aporte literario. “Él trabaja novelas que transcurren en la naturaleza, muy en la línea del realismo mágico posterior al Boom Latinoamericano, una especie de econovela. Por eso destaca tanto su primer libro 'Un viejo que leía novelas de amor' que está ambientado en la selva de Ecuador con personajes que viven inmersos en estos mundos naturales. De bárbaros nada, son personajes muy sabios que rescatan la sabiduría popular”.
Su último editor y amigo personal, Víctor Hugo de la Fuente, director de Le Monde Diplomatique en Chile, lo destaca como un gran contador de historias. “Historias de la vida real y de contenido social, historias de medioambiente, siempre con una ética gigante y siempre ligado al pueblo, una palabra en desuso que con el estallido social volvió a cobrar relevancia”.
Sepúlveda fue militante comunista y tuvo que abandonar Chile en 1977, tras ser amedrentado por la dictadura de Augusto Pinochet. Galo Gighliotto, director del Sello Editorial de la Usach, se refiere a esta condición de exiliado, lo que finalmente lo catapultó a la fama mundial. “Fue un autor con gran reconocimiento internacional, especialmente en Europa donde residía, sus obras fueron ampliamente traducidas a diferentes idiomas, no es difícil encontrar sus libros en Francia, Italia, Alemania o España, era considerada una voz relevante en el viejo continente”, afirma Gighliotto.
Entre sus novelas más destacadas se encuentran, aparte de su primer libro, 'Mundo del fin del mundo', 'Nombre de torero', 'Patagonia Express', 'Historia de una gaviota y del gato que la enseñó a volar', 'La rosa de Atacama' y 'Fin de siglo'.
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