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La potente razón de por qué la L es la primera letra en el acrónimo LGBTIQA+

Débora Jana, coordinadora del Observatorio Género y Diversidad de la Universidad de Santiago, relató el origen del acrónimo. "Es una forma de visibilizar a las mujeres lesbianas, se reconoce su lucha y reivindicarlas como actorías políticas", indicó la académica.

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  • Gabriela Aravena

  • Viernes 27 de junio de 2025 - 12:30

El Día Internacional del Orgullo es conmemorado cada 28 de junio en recuerdo a la redada policial en el bar Stonewall, en la ciudad de Nueva York en el año 1969.

Fue este hito el que marcaría el inicio de la lucha, reivindicación y reconocimiento de las diversidades y disidencias sexo genéricas.

Débora Jana, coordinadora del Observatorio Género y Diversidad de la Universidad de Santiago, relató a Diario Usach el origen del acrónimo "LGBTIQA+" y por qué la L va al inicio. 

“A partir de las décadas de 1980 y 1990, se populariza el acrónimo LGBT que visibiliza a personas con orientaciones sexuales e identidades de género no normativas: lesbianas (L), gays (G), bisexuales (B) y personas trans (T). Con el paso de los años y las nuevas reivindicaciones, el acrónimo se expande para incluir a personas intersexuales (I), queer (Q), asexuales (A), no binarias, pansexuales, arománticas, entre otras. El símbolo + reconoce a quienes no aparecen de forma explícita. Así llegamos al término hoy más ampliamente utilizado: LGBTIQA+”, planteó.

Foto: ABC

La académica indicó que no es una casualidad que la primera inicial del acrónimo comience con la letra L, esto porque “responde, de hecho, a un posicionamiento político dentro del propio movimiento, como forma de visibilizar a las mujeres lesbianas, reconocer su lucha, reivindicarlas como actorías políticas y destacar su contribución activa a los procesos de transformación social”.

EL POTENTE ROL DE LAS LESBIANAS 

El origen del acrónimo con la letra L se remonta a principios de la década de 1980, durante la crisis del VIH/SIDA, que había afectado a gran parte de la población heterosexual y homosexual.

La falta de una atención sostenida y compasiva durante el proceso de la enfermedad, hizo que la comunidad LGBTIQA+ buscara, una vez más, refugio en sí misma. Fue en este punto en donde las redes de lesbianas organizadas jugaron un rol relevante en la atención a los hombres con SIDA.

Lillian Faderman, historiadora y autora de “La revolución gay: la historia de la lucha”, detalla que las lesbianas donaron sangre para hombres gays en la década de 1980, cuando a estos últimos se les impedía hacerlo.

Foto: UNAM

Estas mujeres fueron llamadas “Blood sisters” o “hermanas de sangre”. Este grupo de lesbianas encabezaron campañas de donación de sangre que fueran específicamente para los pacientes de VIH.

Según consigna el Museo de la Mujer de California, Wendy Sue Biegeleisen, Nicolette Ibarra y Barbara Vick fueron quienes organizaron la primera campaña de donación de sangre de las Hermanas de Sangre el 16 de julio de 1983, en el Banco de Sangre de San Diego, en la calle Upas, Hillcrest.

En este lugar, acudieron cerca de 200 mujeres, lo que resultó en al menos 130 donaciones de sangre para personas que vivían con VIH.

Según consigna el Museo de la Mujer de California, Peggy Heathers, una de las Hermanas de Sangre de aquella época, recordaba que “las mujeres salieron de la nada; mujeres que no querían tener nada que ver con los hombres, ni siquiera con los hombres homosexuales”. “Fue una experiencia increíble ver el cariño y el apoyo”, expresó.

¿QUÉ SUCEDE EN LA ACTUALIDAD?

Se podría pensar que en la sociedad moderna ha superado todo rastro de discriminación hacia la comunidad. Sin embargo, esto no es así y lamentablemente son las lesbianas quienes están sufriendo aún más los prejuicios del mundo actual.

“En esta nueva conmemoración, es importante recordar que, tal como lo afirma la ONU, las mujeres lesbianas sufren una doble discriminación: por ser mujer y por su orientación sexual”, reflexionó Débora Jana.

En el Informe Anual de DDHH Diversidad Sexual y de Género 2024, realizado por el Movilh, consignan que “los abusos contra lesbianas ascendieron a 118, cifra igual a la del año previo y concentrando el 4,14% del total. Mientras que los atropellos contra hombres gays sumaron 195, un 41% menos que el año previo, acumulando el 6,85% del total nacional”.

La coordinadora del Observatorio Género y Diversidad, reveló que como Usach realizaron un estudio sobre la calidad de vida de las personas LGBTIQA+ y la violencia de género dentro de la casa de estudios.

“Si bien la universidad fue evaluada como un espacio seguro y que respeta la identidad de género y la orientación de las personas que componen su comunidad, también se constató que las mujeres de las diversidades sexo genéricas enfrentan violencias específicas que otros grupos del colectivo no experimentaban. Y que, buena parte de las veces, afectan las trayectorias laborales y académicas”, relató Jana.

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