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Seis de cada diez personas que residen en Chile han sido estafadas financieramente a través de plataformas digitales, según los resultados de una investigación realizada por el doctor Eric Salinas Mayne, académico de Ingeniería Comercial de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar.

El estudio, realizado entre 2023 y 2025, identificó que estas prácticas delictivas están creciendo de forma sostenida, especialmente gracias al uso de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial.

Las redes sociales más utilizadas para cometer estos fraudes son WhatsApp, Instagram y Facebook. Aunque las mujeres hacen un mayor uso de estas plataformas, los hombres presentan una mayor vulnerabilidad ante este tipo de engaños, principalmente por un comportamiento menos precavido frente a ofertas sospechosas o promesas de inversión con supuestas rentabilidades garantizadas.

Otro dato relevante es el perfil etario de las víctimas: las personas entre 24 y 35 años concentran el mayor número de casos. Este grupo, por su alto nivel de conectividad y actividad online, se ha transformado en el blanco preferido de los estafadores. En cuanto a los montos, el tramo más recurrente se ubica entre los $100.001 y $200.000 pesos por estafa, aunque el análisis proyecta que, a nivel nacional, el fraude digital podría estar generando pérdidas anuales que bordean los 100 millones de dólares.

Un aspecto inquietante del estudio es el uso creciente de inteligencia artificial en los mecanismos de estafa. Herramientas que simulan conversaciones humanas, crean perfiles falsos o incluso generan audios y videos deepfake, están siendo utilizadas para ganar credibilidad y persuadir a las víctimas con mayor facilidad. Esta sofisticación tecnológica obliga a estar más alerta que nunca.

“Chile es uno de los países con mejor conexión a internet del mundo, lo que paradójicamente facilita el accionar de estas redes criminales”, explica el Dr. Mayne. Agrega que resulta urgente “implementar programas de educación financiera a nivel país, donde se enseñe que no existen rentabilidades altas sin asumir riesgos. Nadie puede garantizar un 3%, 4% o 5% mensual de retorno de forma segura y legal”.

PYMES Y EMPRENDEDORES

Asimismo, el investigador advierte que muchas de estas estafas no solo afectan a personas naturales, sino también a emprendedores y pequeñas empresas que buscan alternativas de financiamiento rápido en línea. La falta de regulación en ciertos espacios digitales crea un entorno fértil para ofertas fraudulentas que se disfrazan de oportunidades legítimas.

Además de alertar sobre la magnitud del problema, el estudio hace un llamado a los medios de comunicación para asumir un rol activo en la prevención de estas prácticas. “No basta con informar; los medios también deben educar, proporcionando herramientas para que la ciudadanía reconozca y evite caer en estas trampas”, enfatiza el investigador.

El informe concluye que el fenómeno de las estafas digitales en redes sociales no solo afecta el bolsillo de las personas, sino que también compromete la confianza en los entornos virtuales. Frente a este escenario, la combinación entre alfabetización digital, vigilancia tecnológica y comunicación responsable aparece como la principal estrategia para contener el avance de este tipo de delitos.