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Con el asunto “Petición urgente para la protección de los cielos del Observatorio Paranal ante al propuesto proyecto INNA”, la comunidad científica internacional, de la mano de varios Premios Nobel, le pidió al Presidente de la República Gabriel Boric, y a parte de sus ministros de Gobierno, reubicar el proyecto de hidrógeno y amoníaco verde INNA.

Esta misiva es encabezada por el Nobel de Física 2020 Reinhard Genzel y presenta la preocupación de la comunidad científica por el proyecto de AES Andes, expresando que “representa una amenaza inminente para algunas de las instalaciones astronómicas más avanzadas de la Tierra, que están operando bajo uno de los últimos cielos oscuros y prístinos del mundo”.

Extremely Large Telescope

Este complejo industrial estaría ubicado a 14 kilómetros del observatorio Paranal, lugar donde operan importantes telescopios como el Very Large Telescope (VLT) y el próximo Extremely Large Telescope (ELT), los cuales verían afectados sus funcionamientos debido a que, según un análisis técnico realizado por el Observatorio Europeo Austral (ESO) "INNA provocaría un aumento de hasta un 35% en la contaminación lumínica sobre el Cerro Paranal”, además de provocar microvibraciones que afectarían o impedirían el funcionamiento de las instalaciones.

La carta expresa que “el daño se extendería más allá de las fronteras de Chile, afectando a una comunidad científica mundial que depende de las observaciones realizadas en Paranal para estudiar todos los fenómenos, desde la formación de planetas hasta los inicios del universo".

La misiva continúa reconociendo la necesidad de fuentes de energías verdes en todo el mundo, señalando que “el desarrollo económico y el progreso científico pueden y deben coexistir en beneficio de todas las personas de Chile, pero no al costo irreversible de una de las ventanas únicas e irreemplazables de la Tierra hacia el universo”.

La carta finaliza enfatizando el rol de Chile como capital de la astronomía gracias a sus leyes que protegen los cielos oscuros, la forma en que estos cielos se han convertido en un patrimonio natural y cultural que se han incorporado a la identidad chilena. “Confiamos en que, en los próximos 60 años, el país seguirá mostrando al mundo cómo proteger un patrimonio tan frágil y valioso. Al hacerlo, Chile seguirá brillando como un ejemplo mundial de cuidado y visión de futuro”, aseguran.