Pablo Medel
Si bien esta pandemia ha dejado claro la potencia que puede tener un virus y como puede atacarnos y poner en riesgo a la población mundial, hoy los virus no sólo implican una amenaza para los humanos, sino que también los científicos los usan para desarrollar terapias contra distintas enfermedades que hoy no tienen cura o tratamiento.
Desde Estados Unidos, esta tarde en el programa All You Need Is Lab de Radio Usach, el director del Laboratorio de Neuroingeniería Viral del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Princeton, Esteban Engel contó acerca de estos avances. “Hay algunas especies de virus de las que ya se conoce mucho su funcionamiento, tanto que somos capaces de modificarlos genéticamente, es decir sacar de su genoma los programas que causan patogenicidad, enfermedad, y reemplazarlos con mensajes o con genes que son terapéuticos, que se pueden utilizar para tratar enfermedades genéticas. Los virus son, ni más ni menos, que parásitos intracelulares, o sea toman control de una célula, inyectan su material genético y ocupan a la célula como fabrica para hacer más virus”, detalla el especialista.
Según el investigador, existen ciertos virus que pueden ser utilizados y otros no. Es decir, los que son seguros y tienen la posibilidad, con las herramientas adecuadas, ser modificados. En específico, su laboratorio está trabajando en virus que pueden infectar el sistema nervioso, que se llaman virus neurotrópicos. “Nosotros modificamos genéticamente virus para que entreguen mensajes genéticamente a neuronas. Es decir, ocupamos estos virus que se inyectan en el paciente y el virus va a insertar una copia funcional en las neuronas que los pacientes tienen defectuosas o no operativas”, asegura.
Específicamente el investigador se refiere a dos terapias que se están realizando con buen pronóstico y están siendo utilizadas en clínicas de Estados Unidos. "Se trata del virus "adenoasociado", que no causa patogenicidad, y se ocupa en dos enfermedades: Ceguera Congénita, donde se inyecta de forma subretinal y permite recobrar el sentido; y el segundo ejemplo, es la Atrofia Muscular, donde las neuronas motoras se empiezan a morir a partir de los 3 a 6 meses de edad. Ahí se inyecta en las neuronas motoras, antes que comiencen a morir, la esperanza es que con una dosis, ellos van a tener una vida completamente normal”, afirma Esteban Engel, director del Laboratorio de Neuroingeniería Viral del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Princeton.
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