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Jóvenes desaparecidas de Copiapó: Los estereotipos sociales y de género que afectaron los casos

Evelyn Acuña, madre de Thiare Elgueda, y la abogada Camila Morales, representante de la familia de Aciares Pereira, cuestionaron el accionar de las policías y de la justicia por no actuar con la diligencia necesaria.

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  • Belén Muñoz B.

  • Jueves 3 de julio de 2025 - 17:18

Evelyn Acuña jamás imaginó que la conversación que tuvo con su hija Thiare Elgueda, la madrugada del 2 de noviembre del 2020, cerca de las 00.41 horas, sería la última vez en que escucharía su voz. La joven le había contado que se trasladaría desde Copiapó hasta Caldera para visitar y regalarle un televisor a una amiga.

De noche, y tras varios intentos por tomar un uber, la muchacha, quien tenía 19 años, se subió a un colectivo hasta la salida norte de la ciudad. Desde ahí todo se vuelve confuso. Se cree que hizo dedo en la Ruta 5 Norte o que quizás abordó un bus. Lo único claro es que llegó hasta la zona de La Hacienda San Pedro, ubicada en la comuna de Copiapó, en la Región de Atacama, lugar donde desapareció.

Casi cinco años después, la familia de Thiare sigue con la misma angustia ante la falta de respuestas de la justicia. “Siempre he sentido esta sensación de impotencia. La búsqueda de mi hija recién se empezó a hacer el 7 de diciembre del 2020. O sea, un montón de tiempo después que pudo ser clave”, comentó a Evelyn a Diario Usach.

La falta de cámaras en el sector donde se perdió la joven solo hizo más compleja la investigación. “Nadie supuestamente vio nada. Mi hija desapareció en el paradero de San Pedro, acá en Copiapó”, relató la madre.

ACTUAR DEFICIENTE DE LA JUSTICIA

La angustia de los cercanos a Thiare era algo que toca muy de cerca a los Aciares Pereira. Su hija, Tanya, de tan solo 16 años, fue vista por última vez cuando salió de la casa de su abuela materna el 19 de octubre de 2018 en Copiapó. Desde ese momento, nunca más se supo de su paradero.

Al momento de que se informó la noticia de la joven Elgueda, la adolescente seguía desaparecida. Solo el año pasado, luego de seis años desde que comenzó su búsqueda, la Fiscalía confirmó hallazgos de restos óseos que correspondían a la menor de 16 años.

Por mucho tiempo, al igual que lo que pasa con Evelyn Acuña, la familia Aciares Pereira vivió con la angustia de no saber qué pasaba y con la sensación de que la investigación era deficiente.

La abogada de la familia de Tanya, Camila Morales, reveló a Diario Usach que “durante más de cinco años, la investigación llevó a conclusiones que ella estaba viva, embarazada, residiendo en otra comuna. Fue información que se le entregó a la familia y que también se les entregó a los medios”.

Es por esta razón que los cercanos de Tanya presentaron el de abril una solicitud de ampliación de querella. En dicha ocasión, el padre de la joven, Danny Aciares, señaló al Diario Atacama: “mi hija en este momento ya no está desaparecida, por carpeta investigativa, no está viva, no está nada, mi hija está muerta en este momento y nosotros queremos tener un responsable, un culpable”.

La abogada Camila Morales manifestó que “lo que nosotros siempre hemos criticado es el uso de la reserva en este caso, que ha sido excesivo, porque luego de que el Ministerio Público el 2024 reconoce que estos restos fueron encontrados, la carpeta se vuelve reservada incluso para el padre, que es la víctima indirecta en representación de Tanya”.

La profesional planteó que “obviamente que genera un montón de dudas y, sobre todo, cuando el Ministerio Público no quiere, o no informa a la familia, y pone esta carpeta en carácter de reservada”.

Camila Morales reveló que las trabas u omisión en este caso llevó a que la familia optara una estrategia distinta. “Tomamos la decisión, para destrabar esta investigación, de ampliar la querella que ya existía por sustracción de menor por resultado de homicidio, que fue brutalmente asesinada, y deducimos posibles delitos de obstrucción a la justicia cometida o por particulares o por el Ministerio Público, tráfico de influencia, denegación de servicio, entre otros, con lo que logramos acceder a la carpeta investigativa”, aseveró, aunque agregó que la carpeta sigue reservada.

COMPLETO ABANDONO Y SESGO DE GÉNERO

Las dificultades con la entrega de información, y sobre todo con la forma de trabajo que han tenido tanto las policías como el Ministerio Público es algo que también toca de cerca a Evelyn Acuña. La madre de Thiare recordó que ni siquiera cuando se encontraron las prendas de vestir de su hija hubo una respuesta adecuada.

“Después de seis meses apareció la ropa de mi hija, como cuatro kilómetros más abajo de donde ella desaparece. Ni siquiera la policía encontró su ropa, sino que fue una persona X, que me avisó a mí y yo le avisé a la PDI. Ahí la policía hizo una búsqueda superficial, como de dos días y se acabó”, confesó Evelyn.

La madre de la joven de 19 años no ocultó su impotencia ante el actuar policial. “Igual da rabia porque yo creo que si fueran, no sé, hijas de las mismas policías ya hubieran movido todo para buscarla. Creo que no se le mira de la misma manera, quizás porque uno tiene menos dinero”, detalló.

Además, Evelyn se refirió a la forma en que las autoridades han llevado las indagatorias, señalando que "queda esa sensación amarga, porque siento que nos han vulnerado demasiado. Siento que ahora recién están poniendo como cartas en el asunto y tomándose las cosas más en serio. Sentí un abandono total por parte del SernaMEG, de la Fiscalía, de la PDI, de Carabineros".

Foto: Indh

Para Camila Morales existe un tema relevante que no solo afecta los casos de Thiare y Tanya. Bajo su mirada en los casos de Marina Cabrera, Sussy Montalván y Catalina Álvarez, víctimas de Hugo Pastén Espinoza, más conocido como el "Psicópata de Copiapó", también hubo marcados prejuicios.

La profesional conoce muy bien esos tres casos, ya que representó a la familia como abogada del Servicio Nacional de la Mujer. “Marina era una mujer migrante, Sussy era una activista trans, y Catalina Álvarez una adolescente de 16 años que hasta el día de hoy no hemos podido encontrar su cuerpo”, relató.

Agregó que “tenemos la experiencia de lo que pasa en Alto Hospicio y de cómo los perjuicios de género por ser mujeres y con calidad vulnerable, donde la respuesta estatal se mete o se cuela el prejuicio y hace que las investigaciones no concluyan, o no se haga todo lo que se tenga que hacer, y se van produciendo omisiones. En el caso de Tanya también fue demasiado evidente”.

Camila Morales además señaló que “estaban en situaciones de pobreza que generaron más prejuicios en los procesos investigativos. El ministro de Justicia tiene que incluir la perspectiva de género para evitar estereotipos que lleven a conclusiones erradas”.

La profesional indicó que “cuando se instalan estos sesgos de género de manera normalizada, y es un poco preocupante, y te lo digo yo también responsablemente, como mujer profesional que trabaja acá (en Copiapó), el discurso que se mantenía sobre las niñas en las primeras instancias, que consumía drogas, que fue con otro hombre”.

Foto: www.nomasviolenciacontramujeres.cl

REUNIÓN CON EL FISCAL NACIONAL

Evelyn ha hecho de todo para terminar con esos prejuicios y que avance la investigación. Hace menos de dos semanas se reunieron, junto a la familia de Tanya, con el fiscal nacional Ángel Valencia para “exigir avances concretos” en las indagatorias.

Esto luego de que las expertas de la OEA señalaran en mayo que “estos casos reflejan un preocupante patrón de desaparición seguido de violencia femicida de mujeres y niñas en situaciones de profunda desventaja social, agravado por dilaciones y lagunas en los procesos judiciales, la utilización de estereotipos de género por parte de operadores/as de justicia, obstáculos para acceder a la justicia y el silencio del Estado ante estos hechos”.

“Para mí la búsqueda nunca se detiene. Solo quiero que se pongan las pilas. Uno no tiene vida ni tranquilidad, porque no sabe en realidad qué le pasó a tu hija, si estará bien, si estará viva, si estará muerta, y es una pregunta constante que se hace todos los días”, confesó Evelyn.

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