El cansancio ya no se disimula con un café ni con un fin de semana largo. En los espacios laborales chilenos, el agotamiento se ha vuelto parte de la rutina. Según el estudio Burnout 2025 de Laborum, el 89% de las personas trabajadoras en Chile afirma sentirse estresada o experimentar el síndrome de burnout, una cifra que mantiene a nuestro país en el segundo lugar de la región, solo superado por Argentina (92%).
Aunque los equipos de recursos humanos perciben una leve mejora respecto de 2024 —con una disminución de 12 puntos en los casos reportados de agotamiento laboral—, el fenómeno sigue siendo alarmante. “El porcentaje de talentos que experimentan burnout en Chile se mantiene alto. Si bien hay una leve percepción de mejora, el burnout sigue siendo un desafío para las organizaciones”, explica Diego Tala, director de Laborum.com.
El estudio, que encuestó a 2.750 personas trabajadoras y especialistas en recursos humanos de Chile, Argentina, Ecuador, Panamá y Perú, revela una fotografía preocupante del bienestar laboral: 7 de cada 10 chilenos se sintieron desmotivados durante el último año, el 70% se declara estresado y un 40% dice sufrir agotamiento físico o mental. A esto se suma que el 34% siente que no logra desconectarse del trabajo, incluso después de terminar la jornada.
“EL BURNOUT NO APARECE DE LA NOCHE A LA MAÑANA”
Para Ninoshka Fasce, psicóloga organizacional y académica del Magíster en Dirección de Empresas Executive de la Universidad Mayor, el síndrome de burnout no es una reacción puntual al estrés, sino el resultado de un proceso prolongado de desgaste emocional, físico y mental.
“El burnout no surge de manera repentina. Es el resultado de un entorno laboral que exige demasiado y entrega poco. Cuando las demandas superan la capacidad de respuesta y las personas no cuentan con apoyo suficiente —ya sea tiempo, reconocimiento o herramientas— se instala una sensación de impotencia que termina minando la motivación y la salud mental”, explica.
Uno de los factores clave, señala Fasce, es la ausencia de seguridad psicológica dentro de las organizaciones: “Cuando los trabajadores sienten que no pueden expresar dudas o errores sin ser juzgados, viven el trabajo desde la tensión y el miedo. Eso los desgasta lentamente”.
No todos los sectores viven el burnout con la misma intensidad. Las profesiones de alta demanda emocional —como docentes, personal sanitario, psicólogos, trabajadores sociales y quienes están en atención al cliente— son las más propensas a desarrollar este síndrome.
“En estos rubros, el vínculo interpersonal es constante y muchas veces doloroso. Pensemos en una enfermera que atiende pacientes graves sin descanso o un profesor que debe contener a sus estudiantes y cumplir con exigencias administrativas. Estas personas suelen empezar motivadas, por vocación, pero cuando el entorno no permite renovar la energía que entregan, se ven sobrepasadas”, comenta Fasce.
DEL CANSANCIO A LA DESCONEXIÓN EMOCIONAL
El estudio de Laborum también identifica los principales síntomas que los trabajadores asocian al burnout: el 52% siente agotamiento extremo, el 35% muestra cinismo o negativismo hacia su trabajo, y el 22% percibe una baja eficacia laboral. Lo más inquietante es que casi la mitad (46%) dice experimentar todas estas sensaciones a la vez.
Fasce advierte que los signos tempranos suelen confundirse con el “estrés normal” del día a día. “Cuando alguien empieza a decir ‘ya no me importa’ o ‘solo quiero que termine el día’, probablemente esté mostrando un signo de agotamiento emocional. En los equipos se nota cuando baja la colaboración, aumenta la rotación o los errores se vuelven más frecuentes”, indica.
CÓMO PREVENIR EL AGOTAMIENTO LABORAL
La psicóloga plantea que prevenir el burnout requiere una mirada integral, donde empresas y trabajadores asuman responsabilidades compartidas.
En las organizaciones, dice, es esencial fomentar la seguridad psicológica, mantener una distribución equitativa de las cargas de trabajo, formar líderes empáticos y reconocer el valor del descanso y la retroalimentación.
Desde el ámbito individual, recomienda fortalecer la autoconciencia emocional, practicar pausas activas, mantener redes de apoyo y reconectar con el propósito profesional.
“Un ejercicio simple, pero poderoso, es cerrar cada jornada identificando tres logros o aprendizajes del día. Este gesto de gratitud ayuda a reconectar con el sentido del trabajo y contrarresta el foco en lo negativo”, sugiere Fasce.
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