En plena pandemia, el director Sebastián Pereira se enfrentó a una situación inédita, la posibilidad de realizar un documental sobre el cruce entre dos géneros: el teatro y la teleserie. Se trataba de un proyecto poco convencional, fruto de la colaboración entre la histórica compañía La Patogallina y Vicente Sabatini, reconocido realizador de telenovelas populares de la cultura chilena, como El circo de las Montini, Iorana y Pampa Ilusión, entre otras.
En 2021, cuando el cierre de las salas de teatro dejó en vilo a miles de actores en todo el mundo, la Fundación Teatro a Mil invitó a algunas compañías a realizar versiones audiovisuales de clásicos teatrales bajo la dirección de Sabatini. Ante esta propuesta, La Patogallina decidió asumir el desafío de montar Romeo y Julieta de Shakespeare, un reto inédito en su trayectoria, considerando que nunca antes habían trabajado con una obra de este estilo.
Tal como en la pieza original, donde rivalizan los Montesco y los Capuleto, en Nada es como antes se muestran las dificultades de armonizar el lenguaje teatral con el de la teleserie. Con esta premisa, el documental funciona como un espacio intermedio que refleja la confusión de este encuentro: las dudas de los actores respecto al proyecto, la precariedad laboral que enfrenta su oficio, las inseguridades sobre el futuro del teatro e, incluso, la posibilidad de un salto a la fama de la mano de Sabatini.
A la vez, la obra tensiona el fundamento mismo del género documental y su promesa de mostrar “tal cual” la realidad. Durante sus 69 minutos, no queda del todo claro si lo que vemos es completamente real o si contiene elementos de ficción. No obstante, esta idea de falso documental —o “docu reality”, en palabras de su director— no rompe la relación con el espectador; por el contrario genera dinamismo, complicidad e interés, al presentar una película que invita a desprenderse de los esencialismos de los géneros y a aceptar el pacto de que todo lo que vemos podría ser verdad.
De esta forma, entramos en la intimidad de la compañía: vemos sus lecturas de textos, sus discusiones conceptuales, los dramas personales que arrastran desde sus casas y que intervienen en el montaje, y lo extraño que se vuelve hacer teatro cuando no hay espectadores en la sala.
En ese sentido, Nada es como antes construye un ambiente en el que se explora la identidad de La Patogallina a través de registros documentales de sus 30 años de historia, logrando poner en escena personajes que otorgan movimiento y profundidad al relato. La tensión que se genera es seductora y se sostiene de principio a fin, invitando al público a ser testigo de un proyecto con un desenlace incierto.
En Romeo y Julieta, los enamorados mueren, propiciando la reconciliación entre los Capuleto y los Montesco. El documental, en cambio, deja abierta la duda de si el teatro y la teleserie podrán también llegar a un punto de acuerdo. Será misión de los espectadores descubrir si este cruce logró llegar a buen puerto.
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