Hace algunos días, la plataforma de streaming MAX dio a conocer que “Chespirito: Sin querer queriendo”, el programa que recrea la vida de Roberto Gómez Bolaños, se posicionó como el título más visto de su historia, durante la primera semana al aire.
Recordemos que además, desde octubre de 2024, TVN emite los clásicos capítulos de “El Chavo del Ocho” durante las mañanas de los días sábado (comenzando a las 10.30 horas).
Esto da cuenta de la fuerte atracción que siguen generando en la audiencia nacional los programas salidos de la mente del guionista y director mexicano (fallecido el 28 de febrero de 2014 a los 85 años), entre los que se cuentan el ya mencionado “Chavo” y el “Chapulín Colorado”.
En síntesis, se trata de historias que han sido capaces de traspasar décadas y de seguir entusiasmando a nuevos públicos, algo que no es menor si consideramos que las primeras apariciones del superhéroe basado en una luciérnaga se produjeron en 1972 (en el “Show de Chespirito) y que “la vecindad” apareció al año siguiente (1973).
“El éxito de Chespirito en Chile radica en una combinación de factores, pero principalmente en la universalidad de sus temáticas y la cercanía de sus personajes. A pesar de las diferencias culturales, los chilenos encontraron en la ‘vecindad del Chavo’ una representación de sus propias realidades y aspiraciones. La pobreza, la picardía, la solidaridad y los conflictos cotidianos que se vivían en ese programa eran fácilmente reconocibles”, explica a Diario Usach Ariel Rementería, académico del Departamento de Publicidad e Imagen de la Universidad de Santiago.
(Foto: Reto Diario)
El profesional complementa que “‘el Chavo’, un niño huérfano y soñador, conectaba con la vulnerabilidad u la inocencia. ‘Don Ramón’, el vecino sin trabajo y endeudado, resonaba con la realidad de muchos. Y ‘la Chilindrina’, la niña traviesa de la vecindad, con sus lloriqueos agudos y coletas desordenadas, personificaba la picardía y el ingenio infantil para salirse de la suya, era la chispa que, son su hiperactividad y sus celos por ‘el Chavo’ dinamizaba las interacciones, mostrando que, hasta en la inocencia hay un toque de ‘viveza’".
Rementería agrega que el "‘Quico’, el niño mimado, y a veces envidioso, reflejaba aspectos de la niñez y la dinámica familiar. Esta conexión emocional generó una lealtad profunda que trascendió el entretenimiento”.
REPRESENTACIÓN Y NOSTALGIA
El académico Usach indica que “a pesar de las diferencias sociales culturales que tenemos con México, los chilenos encontraron en ‘La Vecindad del Chavo’ una representación de sus propias realidades y aspiraciones. La pobreza, la picardía, la solidaridad y los conflictos cotidianos que se verían en esos programas eran fácilmente reconocibles”.
Rementería va más allá al aseverar que Chespirito “no solo fue un comediante. Fue un constructor de mundos que, con su particular visión, logró conectar el corazón de millones de chilenos. Su legado, revitalizado por nuevas producciones, nos recuerda que el humor, cuando se construye con ingenio y humanidad, puede trascender en el tiempo y en las fronteras, dejando una huella imborrable en la cultura popular”.
(Foto: Facebook Edgar Vivar)
La añoranza en el pasado también es un factor para el éxito de audiencia que siguen teniendo los antiguos programas de Chespirito. Ricardo Ramírez, profesor de la Escuela de Periodismo de la Usach, sostiene a Diario Usach que “en el caso de estas producciones, creo que abunda un sentimiento de nostalgia. Estas producciones nos llevan a un ‘tiempo pasado’ y nos recuerda nuestra niñez o juventud con personajes entrañables y muy graciosos”, indica.
¿Esos factores tienen implicancia en el éxito de la serie de MAX “Chespirito: Sin querer queriendo”? Para Ramírez, el alto rating de ese programa se explica en “una tendencia que ha sido observada en los últimos años respecto a la producción de las plataformas de streaming: biopics que nos cuentan la vida de personas que sentimos que conocemos”.
Indica que este tipo de producciones “dejan abierta la posibilidad de que existan elementos que no han sido antes revelados” y, por lo mismo, aquí la curiosidad de los espectadores juega un papel central. “La estrategia de marketing de las plataformas es bastante reveladora, pues suelen enfocarse en la idea de contar la “verdadera” historia", manifiesta.
LA EXAGERACIÓN CÓMICA DE LOS PERSONAJES
En lo que respecta a los estereotipos presentes en la obra audiovisual de Roberto Gómez Bolaños, Ariel Rementería sostiene que es innegable que estos programas se construyeron sobre patrones que apuntan hacia el pequeño tierno, frágil y pobre; el vecino vago, sin estudios y de bajos recursos; el gordito bonachón y a Quico, el niño vestido de marinero y sobreprotegido por su madre.
Ahora, el académico de la Facultad Tecnológica de la Usach, manifiesta que “si bien estos arquetipos pueden ser vistos con otros ojos en la actualidad, en su momento eran reconocibles, y en cierta medida, funcionales para el humor y la narrativa. No se trata de una burla despiadada, sino de una exageración cómica de rasgos humanos que permitía al público reírse de sus propias imperfecciones y las dudas de su entorno. La magia de Chespirito residía en humanizar estos estereotipos, dotándolos de virtudes y defectos que los hacían entrañables, a pesar de sus caracterizaciones”.
En este mismo sentido, Ricardo Ramírez opina que “las formas que enmarcan a los personajes del ‘Chavo’ y ‘el Chapulín’ “son producto de la época en que aparecieron por primera vez en pantalla”.
Por lo mismo, algunos de ellos podrían ser poco apropiados para las expectativas sociales del presente. Frente a eso, el periodista indica que “los espectadores tienen la capacidad de leer esos programas en su contexto, entendiendo que el lugar desde el que se ven es muy distinto al que tenían cuando fueron producidos”.
EL FUTURO PARA ‘EL CHAVO’ Y “EL CHAPULÍN”
Considerando los llamativos números de audiencia que hoy tienen los programas relacionados a Chespirito, cabe la pregunta ¿Qué pasará con estos programas de aquí al futuro?
Ariel Rementería asegura que ese producto audiovisual seguirá gustando a las audiencias debido a “su sobrevivencia como un producto cultural que llama la atención”, subrayando que “en general, la televisión, y su programación, es bastante cíclica, se va adecuando de acuerdo lo que percibe como necesidad y gustos del público. En este contexto, la vuelta a programas del pasado es algo que suele suceder”.
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