El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presentó el jueves un proyecto de presupuesto para 2024 que está destinado a conquistar a la clase trabajadora con aumento de impuestos para los ricos, para grandes empresas y más fondos para programas sociales.
El mandatario ofreció detalles sobre su propuesta presupuestaria, cuya aprobación depende del Congreso, en un encendido discurso en las instalaciones de un sindicato en Filadelfia, en el estado clave de Pensilvania.
"Mi presupuesto es para invertir en Estados Unidos, en todo Estados Unidos, incluidos aquellos lugares y personas que fueron olvidados", clamó Biden sobre un escenario en el que por detrás se podían ver mensajes como "Invertir en EE.UU." y "Sindicatos fuertes".
El presidente prometió a los asistentes que seguirá luchando por ellos y dijo que "aún" queda trabajo por hacer.
El presupuesto es un reflejo de las prioridades políticas de Biden, quien aún no ha anunciado oficialmente su campaña para la reelección en las elecciones presidenciales de 2024 pero se espera que lo haga en los próximos meses.
La idea principal del texto es subir los impuestos a los ricos y acabar con los subsidios a las empresas energéticas, farmacéuticas y al sector de las criptomonedas con el objetivo de financiar mayores gastos sociales, al mismo tiempo que se reduciría el déficit público en tres billones de dólares durante la próxima década.
Además, para los inversores, Biden plantea elevar el impuesto a las ganancias de capital al 39,6% desde el 20% para los que obtengan más de un millón de dólares por su actividad en los mercados.
También el presupuesto propone elevar el impuesto de sociedades al 28% desde el 21% en el que se encuentra en estos momentos.
Biden busca recaudar 4.700 billones de dólares con mayores impuestos, como una subida impositiva para aquellos que ganan más de 400.000 millones de dólares al año, en lo que supondría una marcha atrás a la reforma tributaria que fue aprobada en 2017 bajo el Gobierno de Donald Trump (2017-2021). A ellos se les elevaría el impuesto de ingresos personales al 39,6% desde el 37% actual.
En su proyecto de presupuesto el presidente solicita al Congreso la aprobación de 6,8 billones de dólares, 0,6 billones más que los 6,2 billones que aprobó el año pasado el Legislativo estadounidense.
La propuesta de Biden recoge más de 1 billón de dólares para ayudas para vivienda, para el programa de salud Medicaid para personas con bajos recursos y para inversiones en la educación de los más pequeños, haciendo que los 4 millones de niños menores de cuatro años en EE.UU. puedan ir a la escuela de manera gratuita.
El presidente también quiere conseguir suficientes fondos para que el sistema de salud Medicare para personas de más de 65 años pueda seguir en vigor por otros 25 años.
Asimismo, el presupuesto busca reducir el precio de los medicamentos, aumentar las becas para la universidad y restaurar un crédito tributario que daría a cada familia 3.600 dólares por hijo al año, una medida muy popular entre los estadounidenses y que ahora se sitúa en 2.000 dólares por hijo.
La mayoría del texto está dedicado a esos programas sociales, aunque también hay partes dedicadas a política exterior con un foco especial en China y la guerra en Ucrania.
La aprobación del proyecto presupuestario para el año fiscal 2024 (del 1 octubre de 2023 al 30 de septiembre de 2024) suele ser visto como el inicio de las negociaciones del presidente con el Congreso, el único órgano con autoridad para aprobar el presupuesto.
El texto, de 182 páginas, ya ha sido rechazado por el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, quien en un comunicado tachó de "extrema izquierda" la propuesta de Biden para invertir en programas sociales.
Los republicanos han acusado a Biden de gastar de manera excesiva y llevan meses amenazando con bloquear la suspensión del techo de deuda pública, lo que haría que Estados Unidos incurriera por primera vez en su historia en una suspensión de pagos de su deuda nacional.
En enero, Estados Unidos alcanzó un nivel de endeudamiento de 31,4 billones de dólares y el Gobierno estima que se quedará sin fondos para pagar sus deudas entre julio y septiembre.
Biden en su presupuesto no hizo ninguno de los recortes que habían pedido los republicanos e, incluso, aumentó los fondos para muchos programas sociales.
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