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Pese a que todavía no estamos en invierno, es un hecho que las temperaturas otoñales que se están produciendo en la zona central del país (durante la primera mañana y en las tardes noches), están cada vez más bajas. Y por lo mismo, es muy posible que en muchas casas y oficinas decidan calefaccionar los ambientes utilizando estufas o aires acondicionados sin dar lugar a una mínima apertura de puertas o ventanas para impedir el frío.

Esta situación hace recordar un hecho que, en esta temporada, no resulta muy agradable: el dejar un espacio del día para ventilación de los espacios que habitamos diariamente. Recordemos que, en este sentido, durante los días de pandemia por Covid-19, las autoridades sanitarias del país, y del extranjero, recomendaban insistentemente la necesidad de ventilar las residencias o lugares de trabajo para reducir la posibilidad de contagios virales.

En esa misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que “en espacios mal ventilados, los aerosoles con virus pueden permanecer en el aire y desplazarse más de un metro.  Mejorar la ventilación en los espacios cerrados reduce el riesgo de transmisión”.

LA VENTILACIÓN DE LAS CASAS Y OFICINAS

Para Mario Pinto, experto en seguridad industrial y académico de la Facultad Tecnológica de la Universidad de Santiago, la ventilación es importante y debe realizarse a pesar de las bajas temperaturas: “Deben existir pausas en las cuales exista una renovación del aire. Es decir, se tienen que producir el ingreso y la salida de ese viento o aire para que se renueve la cantidad de oxígeno que existe al interior de las casas u oficinas y, de esta manera, mantener condiciones de habitabilidad saludables”, subraya.

¿Y cómo se ventila en días de frío? Pinto explica que “el periodo de renovación del aire al interior de una instalación depende de su tamaño como también del porte que van a tener los accesos del aire (como puertas o ventanas)”. Entonces, de acuerdo a la explicación, el lapso de renovación del aire en una casa puede ir desde uno a tres minutos, siempre dependiendo del tamaño. “En un departamento pequeño, el tiempo de ventilación no debiera superar los 60 segundos”.

El especialista sostiene que, tras ese minuto “se puede afectar la temperatura o el calor adquirido mediante la calefacción interna”. O sea, mientras mayor sea el tamaño de los ingresos de aire para la ventilación, será menor el tiempo en que debe realizarse esta práctica.

Ahora, en lo que respecta a las oficinas, el académico de la Usach apunta a que, generalmente en otoño e invierno, “esas instalaciones permanecen casi herméticas, evitando que el calor se escape o bien ingrese aire frío. Y con eso, lo que se está generando es una recirculación del aire y no una renovación”. “¿Cómo nos afecta eso? En que nosotros, como humanos, consumimos oxígeno y liberamos CO2 y monóxido de carbono”, indica el académico Usach. Y si eso se mezcla con las sustancias que liberan elementos como las cocinas, o las estufas, finalmente ocurrirá una reducción del oxígeno y en la posibilidad de que la gente que se encuentren en dichos lugares sientan un poco de mareo o una disminución en su ánimo.

Por lo mismo, Mario Pinto reitera que “es importante que, en estas temporadas de frío, existan esas pausas de por lo menos tres minutos” para una buena ventilación. Eso ayudará a que las personas “no vean afectada su salud”.