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¿Cuándo los lunares son sinónimo de peligro?

Es normal que el cuerpo humano tenga pigmentaciones. Ahora si algunas de estas manchas presentan cambios de forma o color hay que prestar atención ante un posible melanoma. De esto conversamos con Rodrigo Loubies, médico y académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach.

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  • Raul Gutiérrez Velásquez

  • Jueves 8 de mayo de 2025 - 10:44

Hace algunas semanas, el periodista de TVN, Davor Gjuranovic informó, a través de sus redes sociales, que se le detectó un cáncer a la piel (carcinoma basocelular) tras consultarle a su dermatólogo por una mancha, con un leve brillo, que le apareció en su frente.

El profesional de las comunicaciones comentó que, gracias a una intervención oportuna, la enfermedad “ya es historia”, pero a su vez, indicó que, en un principio, lo que observó en su frente “era una manchita pequeña” que ni siquiera parecía un lunar. “No me molestaba porque en la cara siempre te salen granos que van y vienen”, expresó. 

Ahora, ¿qué pasa cuando percibimos nuevos lunares o pigmentaciones extrañas en nuestro rostro? ¿cuándo tenemos que estar atentos a una posible alerta por presencia de células cancerígenas? Consultado por este tema, Rodrigo Loubies, médico cirujano especialista en dermatología, y académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago, explica que “es normal que la aparición de lunares genere signos de preocupación”.

Por lo mismo, el especialista hace una aclaración respecto a lo que él define como “dos grandes grupos de cáncer de piel”, indicando que, además, este tipo de enfermedad es el más frecuente en la población”. 

En conversación con Diario Usach, el médico explica que están los cánceres que corresponden a los lunares pigmentados (de color negro), que tienen un base genética, “y que es muy importante que se detecten de manera precoz porque pueden generar metástasis y mortalidad en las personas”. Y están los carcinomas que se producen en las células que recubren los órganos y tejidos como la piel. “A esos los llaman cánceres rojos o blancos y serían los basocelulares o espinocelulares”, indica.

Loubies sostiene que, estos últimos, “generalmente provocan daño local haciendo heridas o lesiones cutáneas pero muy rara vez provocan metástasis y es muy poco probable que lleguen a ser mortales”.

El académico de la Usach sostiene que es normal que la gente tenga lunares: “a veces se puede nacer con ellos, pero la mayoría va apareciendo durante la infancia, la adolescencia e incluso hasta los 30 o 35 años. Gran parte de ellos son normales, pero si aparecen lunares después de los 40 años, hay que ponerles atención y, especialmente, si son negros porque esos tienen más riesgo”, señala. 

LA REGLA DEL ABCDEF PARA ENTENDER LOS LUNARES

El doctor Loubies sostiene que, a la hora de mirar los lunares en la piel, es importante considerar la regla del ABECEF, un acrónimo que sirve para evaluar si alguna de las pigmentaciones del cuerpo tienen las propiedades para ser consideradas melanomas.

El académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach explica que “la A se refiere a la asimetría. Si uno hace una cruz sobre un lunar, hay que ver si la mitad, o que los cuadrantes de la figura sean simétricos entre sí. Por otro lado, la B se refiere a los bordes, porque, en general los lunares deberían ser redonditos. Si son irregulares, tienes ‘cachitos’, o son infecciosos, hay que preocuparse”.

Sobre el resto de las letras, el profesional expresa que “la C corresponde al color. Si un lunar es muy negro, o presentan varias tonalidades, como diferentes tonos de café, azules o blancos, son para ponerle atención. La D se refiere al diámetro, ya que cuando una pigmentación supera los 6 milímetros también hay una señal de cuidado”.

Finalmente, Loubies manifiesta que la E tiene relación con la evolución. “Si un lunar que era pequeño empieza a crecer, se hace irregular, asimétrico, cambia de color, pica, sangra o duele tenemos que preocuparnos”, manifiesta.

A su vez, relata que la letra F se agregó hace poco y da cuenta de algo que los dermatólogos denominan “patito feo”. En términos simples, ese término da cuenta de algún lunar que es muy diferente al patrón de pigmentaciones que tiene un paciente”. 

EL ROL DEL AUTOCUIDADO

El médico cirujano aprovechó el diálogo con Diario Usach para resaltar la importancia del autocuidado de las personas. “Cuando la gente se autoexamina, mira su piel. Cada paciente conoce su cuerpo por delante y por atrás, por detrás de las orejas, los pliegues axilares, los inguinales, la zona inter glútea, la planta de los pies, las palmas de las manos”. 

Además, Loubies asevera que es recomendable que esas observaciones se hagan dos o tres veces por año. “No sirve hacerlo a cada rato ni cada un par de semanas porque así no se podrán ver los cambios de la piel”.

Ahora ¿qué pasa con los lunares de carne? ¿revisten algún peligro? Rodrigo Loubies explica que éstos son intradérmicos, fisiológicamente van creciendo y no su presencia en el cuerpo no indica presencia de cáncer. “Sacarlos no afecta las posibilidades de riesgo y muchas veces recomendamos no hacerlo porque le da a la gente una sensación de falsa protección. Los lunares que sí deben ser biopsiados son los atípicos o los tipo Clark que son los que, potencialmente, podrían transformarse en malos (al presentar un aspecto diferente a los comunes)”, asevera.

Por último, el académico Usach manifiesta que “es sumamente importante que las personas que tienen antecedentes de cáncer a la piel se controlen dos veces por año con un dermatólogo. También, quienes tengan muchos lunares, pigmentaciones atípicas, irregulares y que tengan más de dos puntos considerados en la regla del ABCDEF”.

Además, Loubies recomienda que, una vez al año, los niños se realicen un control preventivo, al igual que las personas que estén trasplantadas o que estén consumiendo medicamentos que puedan afectar a su sistema inmune.

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