José Antonio Kast, el nuevo Presidente electo de Chile, ha sido un actor central en la reconfiguración de la derecha chilena. Su figura, que parecía minoritaria hace solo unos años, ha crecido en importancia gracias a su alineación con los movimientos ultraconservadores globales. Sin embargo, el ascenso de Kast no está exento de controversia, sobre todo cuando se exploran los pilares de su carrera política: su admiración por la dictadura de Pinochet y su estrecha relación con Jaime Guzmán, dos figuras que marcaron profundamente su visión del país y su proyecto político.
En conversación con el programa “Sin Pretexto” de Radio Usach, el periodista Felipe González, coautor junto a Amanda Marton de “Kast, la ultraderecha a la chilena”, profundiza en los aspectos más oscuros de este ascenso, aquellos que conectan a Kast con la dictadura y la derecha más radical del país. El libro, basado en una exhaustiva investigación, desentraña el recorrido de Kast desde su juventud hasta convertirse en el líder de un movimiento que no ha dudado en defender abiertamente la figura de Pinochet.
“Él no ha cambiado su forma de ser. Las personas con las que se rodea, quienes apoyan su proyecto, quienes integran al Partido Republicano siguen siendo también colaboradores civiles de la dictadura, personas que estuvieron en la UDI en los noventa”, comentó el autor, quien indicó que uno de los ejes fundamentales de la carrera de Kast fue su relación con Jaime Guzmán, el ideólogo de la UDI y uno de los principales defensores del régimen militar.
“Se volvieron muy cercanos. Jaime Guzmán tenía también esta forma de hacer política, donde le gustaba mucho rodearse de personas jóvenes, creía mucho en la formación de cuadros políticos y en esos años estar en la vereda que apoyaba la dictadura requería una formación discursiva, al menos contundente. Entonces, de eso Jaime Guzmán se ocupaba mucho y José Antonio Kast era uno de sus discípulos más cercanos”, comentó González.
Para el autor, lo que ha llamado la atención en los últimos años es el giro discursivo de Kast respecto a su relación con la dictadura. Si bien, en su juventud, el actual presidente electo defendió abiertamente a Pinochet, hoy ha preferido moderar su discurso sobre el tema. En su última campaña evitó pronunciarse de manera explícita sobre el apoyo a la dictadura, o su amistad con personajes condenados por violación a derechos humanos como Miguel Krassnoff, a pesar de que en campañas pasadas llegó a afirmar que "si Pinochet estuviera vivo, votaría por mí".
“No sé si son amigos (con Krassnoff) o si era algo que José Antonio Kast decía, pero hasta hace un par de campañas decía que lo iba a visitar o que tenía alguna especie de relación. La verdad es que no sé hasta qué punto eso es algo que era funcional a cierta retórica de campaña, porque hay que recordar que hace dos campañas atrás, José Antonio Kast, no como ahora, que escondía su pinochetismo, lo sacaba a relucir. O sea, él decía, si Pinochet estuviera vivo, votaría por mí, o me haría gustar tener un tecito con Pinochet en La Moneda. Eran frases que eran parte de su léxico”, sentenció el autor.
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