La tormenta solar del pasado mes de mayo fue la más intensa de los últimos 35 años y dejó huella en los datos sísmicos en todo el planeta, según una investigación liderada por el sismólogo Jordi Díaz Cusi, del centro Geociencias Barcelona del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.
Entre el 10 y el 13 de mayo del año pasado, las ondas solares llegaron a la Tierra y desencadenaron una tormenta geomagnética de intensidad G5, el nivel más alto.
Estos eventos, además de provocar la aparición de auroras boreales, pueden perturbar las redes eléctricas, los satélites, los sistemas de navegación y afectar a animales migratorios.
El estudio ha demostrado que en ese episodio las señales magnéticas fueron "claramente registradas durante un intervalo de más de 55 horas", informó hoy el CSIC.
En este sentido, la investigación, publicada en la revista Scientific Reports, revela que fue una de las tormentas geomagnéticas más largas jamás registradas por sismómetros.
"Las medidas de muchos de los sismómetros de banda ancha distribuidos alrededor del mundo se vieron afectadas por las interferencias debidas a esta gran tormenta solar", según Díaz.
El estudio analiza cómo las corrientes eléctricas generadas por cambios en el campo magnético influyen en los sensores sísmicos.
Estas señales se detectan en frecuencias por debajo de 10 mHz, siendo más claras entre 1.5 y 5 mHz, dentro de las llamadas pulsaciones magnéticas Pc5.
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