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PDI revela pacto entre monja y mujer encontrada muerta en Ñuñoa

El subprefecto Juan Fonseca, jefe de la Brigada de Homicidios Metropolitana, informó que tanto la religiosa como la víctima encontrada tenían un acuerdo, el cual apuntaba a que ninguna de las dos mujeres se iba a denunciar en caso de que fallecieran.

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  • Diario Usach

  • Miércoles 10 de abril de 2024 - 10:59

La Policía de Investigaciones entregó nuevos detalles tras el hallazgo del cuerpo de una mujer en calle Los Talaveras, a pocas cuadras de la Plaza Ñuñoa, el lunes recién pasado.

El subprefecto Juan Fonseca, jefe de la Brigada de Homicidios Metropolitana, informó sorprendentes antecedentes luego de la interrogación a una monja.  Cabe recordar que las indagatorias a las cámaras de seguiridad permitieron establecer que una de las religiosa habría trasladado los restos humanos en un carro de feria y posteriormente los abandonó en calle Las Talaveras. 

Fonseca reveló que tanto la religiosa como la mujer encontrada realizaron un pacto, el cual apuntaba a que ninguna de las dos mujeres se iba a denunciar en caso de que fallecieran.

Durante el interrogatorio, la religiosa de 80 años reveló los motivos para mantener el cuerpo de su compañera escondido en una maleta durante casi un año, luego de que ésta falleciera producto de un cáncer.

La indagatoria no está caratulada como homicidio, sino que más bien se enmarca en el Código Sanitario. Sin embargo, faltan los peritajes del Servicio Médico Legal para descartar la intervención de terceros.

Pacto

Según informaron, la principal imputada en la causa, una monja laica consagrada de 80 años, hizo un pacto con otra monja de similares características para, en caso de fallecimiento, no informar a las autoridades. Ambas llevaban una vida de enclaustramiento y oración.

El pacto consistía en ayuda mutua y el cuidado del cuerpo después de la muerte de una de ellas, lo que ocurrió en abril de 2023 con la anciana que vivía en calle Suárez Mujica.

La imputada decidió llevarse el cuerpo de su amiga, no se ha determinado como, y lo mantuvo guardado en una maleta en su domicilio de calle Los Jardines.

Esta situación se mantuvo hasta que llegó la hija de 60 años de la imputada, también monja consagrada, quien no estaba en conocimiento de la presencia de un cadáver en la casa.

Preocupada por lo que pudiera ocurrir con su hija, quien al parecer padece una enfermedad mental, la imputada decidió tomar los restos ya desarticulados por el paso del tiempo y los abandonó en calle Los Talaveras, en la mañana del lunes pasado.

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