La langosta de Rapa Nui, Ura (Panulirus pascuensis), y la langosta chata, Rarape (Parribacus perlatus), fueron identificadas en estado de sobreexplotación tras el primer monitoreo biológico pesquero realizado en la isla. Una iniciativa —liderada por el Consejo del Mar de Rapa Nui (Koro Nui o Te Vaikava) y el Centro de Investigación Marina Quintay (CIMARQ) de la Universidad Andrés Bello— que incorporó por primera vez observadores científicos locales y se centró en la recolección sistemática de datos sobre peces y crustáceos capturados por la pesca artesanal.
A diferencia de estudios previos en la isla, este hito se caracteriza por enfocarse en datos biológico pesqueros reales de especies desembarcadas, incorporando criterios científicos y técnicos en terreno, con un enfoque participativo y formativo, siendo Hanga Roa y Hanga Piko las caletas más activas en términos de volumen de desembarque.
“En Rapa Nui se han hecho muchos estudios, pero nunca se había desarrollado un monitoreo biológico pesquero como este. Es decir, evaluar en terreno, de forma sistemática y con participación directa de la comunidad, las especies capturadas por la pesca artesanal. Este trabajo representa un primer paso para establecer una línea base sólida que permita monitorear los recursos marinos a lo largo del tiempo”, explica la Dra. Claudia Navarrete Taito, investigadora del CIMARQ UNAB y, desde hace 7 años, Asesora Científica del Consejo del Mar de Rapa Nui, Koro Nui o te Vaikava.
Uno de los principales logros del monitoreo fue registrar medidas biológicas clave como pesos, tallas y temporalidad de las capturas, también estados reproductivos en algunos casos, información esencial para evaluar las especies y su sostenibilidad. Entre los hallazgos más relevantes, destaca la confirmación del estado de sobreexplotación de dos especies icónicas y de alto valor cultural y alimentario para la comunidad rapanui: la langosta de Rapa Nui, Ura (Panulirus pascuensis) y la conocida langosta chata, Rarape (Parribacus perlatus).
Estos resultados ya están siendo utilizados para diseñar medidas de manejo pesquero, en conjunto con el Consejo del Mar y la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, que incluyen modificaciones a la normativa vigente de extracción de langosta y nueva normativa para los rarapes, con énfasis en la protección del recurso y la sostenibilidad a largo plazo.
Desde la comunidad, el proyecto fue bien recibido. “La respuesta de los pescadores fue muy generosa. Colaboraron activamente con sus capturas, permitieron los análisis y compartieron su conocimiento tradicional. A pesar del cansancio y las tareas propias de la faena, mostraron gran apertura al proceso, entendiendo —poco a poco— la importancia de contar con esta información para el futuro de sus recursos”, añade Navarrete.
La iniciativa cobra especial relevancia considerando que Rapa Nui es un Área Marina Protegida de reconocimiento internacional. Sin embargo, actualmente no existen fondos estatales permanentes destinados a este tipo de monitoreos en la isla. Por ello, uno de los objetivos principales del proyecto fue construir propuestas técnicas y presupuestarias que permitan proyectar un sistema de monitoreo continuo y con base comunitaria.
“El gran valor de este proyecto es que no solo obtuvimos una foto del estado actual de los recursos marinos, sino que sentamos las bases para construir un video en el tiempo, una serie que nos permita entender los ciclos, los cambios, las alertas y las oportunidades de manejo sostenible para la isla”, subraya la investigadora.
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