Actores clave del Estado, la academia y el sector productivo se reunieron en la Usach para participar del Simposio "Calidad de agua de uso agrícola".
El evento que tuvo un enfoque colaborativo y multisectorial fue organizado por el Centro de Estudios en Ciencia y Tecnología de Alimentos (CECTA) de la Universidad de Santiago de Chile y la Agencia Chilena para la Inocuidad y Calidad Alimentaria (ACHIPIA)
En la ocasión se abordó el momento que vive el país por la crisis hídrica y sus impactos en la producción de alimentos y salud pública con la probabilidad que se generen preocupantes situaciones de contaminación microbiológica y presencia de sustancias nocivas en fuentes de riego.
Uno de los temas de discusión fue la reciente puesta en marcha de la normativa que permite el uso de aguas grises para riego de frutales.
Las aguas grises o aguas usadas es el término utilizado para aquellas que provienen del uso doméstico. Generalmente se descomponen más deprisa que las aguas negras y tienen mucho menos nitrógeno y fósforo.
El subdirector del CECTA, José Luis Palacios, destacó que dicha implementación hasta ahora no tiene resultados promisorios como para avanzar en el riego de otros cultivos en el país, ya que se requiere un enfoque tecnológico y de generación de conocimiento.
Por su parte, el secretario ejecutivo de ACHIPIA, Diego Varela, remarcó que el cuerpo legal no permite utilizar las aguas grises en el riego de ciertas hortalizas que estén a ras de suelo y que son usualmente consumidas crudas.
“El peligro siempre existe y puede ser microbiológico. No olvidemos que el agua que se usa en casa se mezcla con detergentes y/o productos cosméticos. Por eso hay que evaluar cómo mitigarlas para que no lleguen a los alimentos; además de riesgos microbiológicos con bacterias patógenas que también podrían contaminarlos”, sostuvo Varela.
La Unión Europea permite la reutilización de aguas grises en el riego de hortalizas que se consumen crudas, pero con parámetros más estrictos que en Chile. Mientras que en nuestro país se mide la presencia de coliformes fecales, en Europa se exige la detección específica de Escherichia coli, un indicador más preciso de contaminación fecal.
En tanto, en la recta final se encuentra el proyecto "Greywater Reuse" (GWR) que ha desarrollado diversos sistemas para tratar y reusar aguas grises domiciliarias -que representan más del 60% de las aguas eliminadas desde los hogares-, capaces incluso de remover contaminantes emergentes.
La iniciativa es desarrollada por un equipo científico compuesto por investigadores de la Universidad de Santiago, además de la U. Andrés Bello y de la U. del Bío-Bío, y culminará a fines de este año con la integración de las tecnologías de tratamiento en una casa piloto, construida en el Parque Tecnológico CTEC, de Corfo, en Laguna Carén.
Allí el agua recuperada se pretende usar para riego de muros y techos verdes, como también de cultivos agrícolas, mejorando la gestión hídrica y obteniendo beneficios en aislación térmica y acústica de las viviendas.
El Dr. Julio Romero, ingeniero civil químico de la Usach, enfatizó que el objetivo final es que "podamos proyectar esos resultados al desarrollo de comunidades resilientes en lo hídrico y energético, en un contexto desafiante desde el punto de vista climático".
Entre los resultados más relevantes del proyecto se encuentra la capacidad de remover contaminantes emergentes.
El simposio “Calidad de agua de uso agrícola“, contó con una serie de exposiciones y ponencias dentro de las que destacó la charla magistral de la Dra. Bing Wang, académica de la Universidad de Nebraska-Lincoln.
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