¿Sabías que en los Balcanes y Turquía existía una popular receta para hacer Yogurt? Esta se lograba utilizando hormigas vivas en su preparación.
Este hecho les hizo preguntarse a científicos de la Universidad de Dinamarca sobre la efectividad de esta antigua receta.
El trabajo, publicado en la revista iScience de Cell Press, muestra cómo las prácticas tradicionales pueden "inspirar nuevos enfoques en la ciencia de los alimentos" y aportar "creatividad" a la cocina.
"Hoy en día, los yogures se suelen hacer con solo dos cepas bacterianas", dice la autora principal Leonie Jahn, de la Universidad Técnica de Dinamarca, pero las recetas de yogur tradicional, tienen una "biodiversidad mucho mayor, que varía según la ubicación, los hogares y la estación. Eso aporta más sabores, texturas y personalidad".
Las hormigas de madera roja (Formica species) pueden encontrarse en los bosques de los Balcanes y Turquía, donde esta técnica de elaboración de Yogurt fue popular en el pasado.
¿EN VERDAD FUNCIONA?
Para entender mejor cómo utilizar estas hormigas para hacer Yogurt, los investigadores visitaron el pueblo de la familia de la coautora y antropóloga Sevgi Mutlu Sirakova en Bulgaria, donde sus familiares y otros lugareños recuerdan la tradición.
"Vertimos cuatro hormigas enteras en un tarro de leche tibia siguiendo las instrucciones del tío de Sevgi y los miembros de la comunidad", recuerda la autora principal Veronica Sinotte, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca).
El tarro se colocó entonces en un hormiguero para fermentar durante la noche y al día siguiente, la leche había comenzado a espesar y agriarse.
Los investigadores, que probaron el Yogurt durante su viaje, lo describieron como "ligeramente ácido, herbáceo y con sabores de grasa de pasto".
De vuelta en Dinamarca, el equipo analizó el Yogurt de hormigas y descubrió que estos insectos transportan bacterias de ácido láctico y acético que ayudan a coagular los productos lácteos (uno de estos tipos de bacterias era similar al encontrado en el pan de masa fermentada comercial).
Los insectos en sí mismos también ayudan en el proceso de elaboración del Yogurt: El ácido fórmico, que es parte del sistema de defensa química natural de la hormiga, acidifica la leche, afecta su textura y probablemente crea un entorno para que los microbios amantes del ácido del yogur prosperen, explican los investigadores.
En paralelo, las enzimas de la hormiga y los microbios trabajan en conjunto para descomponer las proteínas de la leche y convertir la leche en Yogurt.
SÓLO SIRVE CON HORMIGAS VIVAS
Los investigadores hicieron y compararon yogures hechos con hormigas vivas, congeladas y deshidratadas.
Solo las hormigas vivas sembraron la comunidad microbiana adecuada, lo que significa que son las más adecuadas para la elaboración de Yogurt, pero el equipo encontró que era necesario tener precaución para asegurarse de que los productos de hormigas fueran seguros para el consumo: las hormigas vivas pueden albergar parásitos y congelar o deshidratar hormigas puede permitir que las bacterias perjudiciales proliferen.
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